viernes, 10 de junio de 2016

BLOQUE 2: TEXTOS FOLCLÓRICOS


ADAPTACIÓN LITERARIA DEL CUENTO “TODA CLASE DE PIELES”.

Hace muuuchoo muuuchoo tiempo, vivía una familia en un castillo, en el que trabajaban, la madre que se llamaba Dora, sirviendo a los señores del castillo, y el padre que se llamaba Bruno haciendo de arquero del señor que poseía toda la tierra que rodeaba la fortaleza.

Este matrimonio tenía mucha ilusión por tener un hijo, pues ya hacía muchos años que se habían casado y los hijos no llegaban.

En las afueras del castillo, había una cabaña en la que vivía una sanadora que decían que era bruja y hacia pociones para dar la felicidad a las personas que eran buenas, pero si eran malas, el hechizo se volvía contra ellas y se volvían monstruos, por eso había gente en los alrededores del castillo y dentro de él, que no la querían mucho, aunque la anciana era muy viejecita y no hacia mal a nadie.

Esta pareja de esposos, decidieron ir a ella para ver si les podía ayudar a tener un hijo, porque era la mayor ilusión que tenían.
Cuando fueron, la viejecita, les miro las palmas de las manos a los dos, y les dijo que en la palma de la mano de cada uno, veía que eran buenas personas, y que dentro de poco serian padres.

Les hizo una poción mágica para que Dora se quedara embarazada y pudieran ser felices.

Dora era muy hermosa, aunque por su aspecto descuidado, al estar todo el día limpiando en el castillo, parecía que no lo era.

También Bruno era un hombre apuesto y guapo, y hacían una pareja perfecta, solo les faltaba ese hijo tan ansiado.

Al poco tiempo de tomar la poción mágica, Dora y Bruno, recibieron la noticia de que estaban esperando un bebe.

A los 9 meses nació una niña preciosa y sanísima que la llamaron Feliz, pues era un nombre que le encajaba en el rostro de la niña.

Feliz crecía alegre y preciosa, arropada siempre por sus padres, y jugaba con todos sus amigos de dentro del castillo y algunos de fuera que venían a la escuela que había dentro de la fortaleza.

Cuando cumplió 18 años, el hijo del señor del castillo se fijó en Feliz, y como era un consentido y un prepotente, quiso que Feliz se casara con él, aunque a Feliz no le gustaba en absoluto.

Como no dejaba de perseguirla, los padres de Feliz, decidieron que debía salir del castillo y huir fuera de él, porque el hijo del señor siempre conseguía lo que se proponía.

Una noche en la que había mucho revuelo en el castillo porque había un concurso de lanzadores de flechas, los padres de Feliz cogieron un abrigo que había confeccionado la madre con las pieles de trozos de animales que había ido cazando el padre, cuando salía a cazar con el señor del castillo, y a Feliz, y se la llevaron fuera del castillo a la cabaña de la sanadora viejecita. Le contaron lo que pasaba, y Feliz iba cubierta con el abrigo de muchas clases de pieles para que no supieran quien era, pues el hijo del señor estaba buscándola, para casarse con él aunque ella no quisiera.

La viejita sanadora, hizo un hechizo para que cuando se pusiera el abrigo de muchas clases de pieles, la gente no la pudiera reconocer y vieran la figura de alguien diferente a Feliz. También les dijo que era mejor que se fuera a otro lugar donde pudiera vivir para siempre sin que el hijo del señor le hiciera la vida imposible.

Feliz se despidió de sus padres, y antes de marcharse la madre le dio un cofrecito pequeño, con una cadenita de oro blanco en el que colgaba una figurita de una rueca de oro, una medallita de la virgen y su anillo de boda para que cuando encontrara a su pareja ideal, se acordara de ellos.

Feliz, se fue llorando y dejo a sus padres de igual manera, sin consuelo. Huía de un futuro que no quería y de una persona que tampoco quería.

El hijo del señor del castillo cuando se enteró de que Feliz había desparecido del castillo, se fue a buscarla con unos cuantos de sus mejores arqueros.

Feliz ya estaba a mucha distancia del castillo, y a lo lejos, vio como había un pueblo chiquitito con luces de chimeneas.

Se acercó a una de las casas más grandes, y a las personas que vivían allí les conto que huía del hijo del castillo y que necesitaba que la acogieran, porque si no lo hacían, tendría que casarse con él, aunque ella no le quería.

La señora de esta casa grande, era costurera, y estaba haciendo unos vestidos para una Princesa que vivía cerca del pueblo, porque quería casarse con un Príncipe que le había pedido matrimonio, y este le había encargado los vestidos para su futura esposa.

Esta costurera le conto que tenía que hacer un vestido con hilos de oro más dorado que el sol, otro con hilos del platino más perfecto y más puro que la luna, y un tercero tan brillante como las estrellas.

Feliz ayudo a la costurera a confeccionar los vestidos, y le hizo de modelo para que estuvieran perfectos para la Princesa.

La costurera la veía tan guapa con los vestidos, que le daba pena que no fueran para ella, porque Feliz era tan buena, tan trabajadora y tan guapa, que le hubiera gustado que la prometida del Príncipe fuera ella,  en vez de  la Princesa que era muy huraña y muy antipática.

Cuando el Príncipe, con uno de sus lacayos, fue a recoger el primer vestido, quiso que se lo enseñara puesto en alguna de las trabajadoras que tenía la costurera, para ver si era lo que él le había pedido confeccionar. Ésta pensó que la que mejor iba a poder mostrarlo, era Feliz, con lo cual le dijo que se pusiera el primer vestido confeccionado con hilos de oro más dorados que el sol.

Cuando el Príncipe la vio, se quedó maravillado de la belleza de Feliz, y miraba más a Feliz, que al vestido.

Feliz también al verlo se enamoró del Príncipe, y cuando se quitó el vestido y fue a entregárselo al príncipe, en un descuido de éste, le metió la figurita de la rueca de oro que le había regalado su madre, en la cadenita de oro blanco, en uno de los bolsillos de la casaca del Príncipe.

El Príncipe, quedo en ir a por el segundo vestido, al día siguiente.

Cuando se fue a quitar la casaca, metió la mano en el bolsillo, y noto la figurita de la rueca, la saco, y empezó a pensar quien podría haber metido en su bolsillo semejante figura tan bonita, y con que propósito se la había metido.

El segundo día fue a por el vestido que era tan plateado como la luna.

Paso lo mismo que el día anterior. Cuando Feliz salió con el vestido tan plateado como la luna, el Príncipe no podía quitar los ojos de Feliz y miraba al vestido para disimular un poco.

En otro descuido del Príncipe, metió Feliz la figura de la virgencita que le había dado su madre, en uno de los bolsillos de la casaca del Príncipe.

Cuando el Príncipe llego a su palacio, y al ir a quitarse la casaca, metió la mano en el bolsillo y se topó con la figurita de la virgen. Tal fue su asombro, que llamo a uno de sus lacayos que habían ido con él, para preguntarle si él había visto a alguien meter algo en el bolsillo de la casaca.

El tercer día volvió a por el último vestido, y se repitió la situación que los dos anteriores días, Feliz apareció con el vestido más brillante que las estrellas y el Príncipe no daba crédito a lo que estaba viendo.

Esta vez, como sabía que ya no tendría que volver más a por ningún vestido, se quitó la casaca y le pidió a Feliz si le podía ofrecer un vaso de agua. La muchacha fue enseguida a por el agua, y en un descuido mientras se bebía el Príncipe el agua, metió el anillo que le había dado su madre, en otro de los bolsillos de la casaca.

El Príncipe no veía la hora de marcharse, y le pidió a Feliz que le acompañara para llevar el tercer vestido a palacio. Feliz lo cogió y se puso su abrigo de toda clase de pieles, y el príncipe vio que con el abrigo no parecía ella, le quito la capucha, y así sí que la reconoció.

Cuando llegaron a palacio el Príncipe se quitó la casaca, y al echarla a una silla, se cayó el anillo del bolsillo de la casaca, y el Príncipe le pregunto a Feliz si ella sabía de donde había salido aquello. Ella toda ruborizada le mintió diciendo que no lo sabía, pero el Príncipe estaba seguro que le estaba mintiendo. 

Feliz se volvió a colocar su abrigo de toda clase de pieles, y se dispuso a marchar a casa de la costurera, cuando el príncipe roto de amor, le pidió que se casara con él. Pero Feliz le dijo que ella no quería hacer daño a la mujer para la que había hecho confeccionar los vestidos, a lo que el Príncipe le dijo que esa mujer no era para él y que hablaría con ella para que lo supiera.

Mientras que el príncipe iba a decirle a la princesa del reino de al lado que no se iba a casar con ella porque no la quería, Feliz se marchó a la casa de la costurera. Cuál fue su sorpresa que al llegar, estaba el hijo del dueño del castillo donde trabajaban y vivían sus padres, que la había encontrado. 

Feliz al verle se puso su capucha del abrigo de muchas pieles y se introdujo en el bosque, según corría, el Príncipe, que ya volvía de decirle a la princesa del reino de al lado que no se casaba con ella, se topó con ella y Feliz le contó lo sucedido, con lo que el Príncipe la subió a su caballo y se la llevo a su reino y ya no volvió a la casa de la costurera.

Y se casaron, vivieron felices y comieron perdices, y a mí no me dieron porque no quisieron.

Argumentación sobre los cambios realizados.

Este cuento adaptado está dirigido para niños de 6/7 años, aunque también se podría contar a niños con más edad.

Con menos edad habría que acortarlo y adecuarlo según los criterios evolutivos de la edad a la fuera dirigido.

Para hacer esta adaptación del cuento “Toda clase de pieles”, he procurado respetar los elementos esenciales del esqueleto de la versión que nos relató la profesora Irune Labajo:

-      Hay un núcleo familiar feliz y estructurado que protege a la protagonista
-      Hay un detonante negativo en un momento dado en la vida de la protagonista, que la hace huir.
-      Sale al bosque huyendo de ese detonante negativo, y encuentra el verdadero amor
-      Esconde su identidad bajo la capa hecha de pieles de diferentes animales
-      Hace diferentes pruebas hasta que enamora a su amor verdadero, y ayudada de la astucia de meter los objetos en los bolsillos de la casaca, provoca una reacción positiva.
-      El final está preparado para formar una familia feliz como la que la protagonista había tenido.

Cambios realizados en el relato:
-      He eliminado el incesto ya que es un tema que puede resultar desagradable y no entendible por los niños a esa edad.
-      He eliminado la muerte de la madre también, porque este tema tampoco es muy entendible por la edad de los niños, y les puede ocasionar algún que otro pensamiento en el que no se puede explicar desde un razonamiento lógico, ya que la edad de 6/7 años están entrando en la etapa de Operaciones abstractas, pero este tema de la muerte puede resultarles chocante.
-      He cambiado los quehaceres de la protagonista del cuento, por el de ayudante de costurera.
-      He eliminado los tres días de baile, por los tres días en los que va el príncipe a por los vestidos confeccionados con los materiales que pide para obsequiar a su amada.
-      He cambiado el tazón de caldo, por los bolsillos de la casaca del Príncipe
-      He cambiado los tres días del baile, por los tres días del pase de modelos para enseñar al Príncipe los vestidos encargados.

Los elementos, aunque modificados, considero que mantienen su simbolismo.

Fuentes consultadas
  • Labajo, M.T. Bloque 2 módulo docente Literatura Infantil.
  • Labajo, M.T. Documentación complementaria bloque 1 Literatura Infantil. 
  Webgrafía:

- Lavajo, I (2012). Cuando la literatura se adapta al niño. http://www.yuotube.com/watch?v=hmG8g5KNXMc. Tomado el 28 de octubre de 2014

6 comentarios:

  1. Mª Cristina, tu adaptación me ha parecido apropiada y tu justificación conveniente, porque está adaptada a niños de 6 años por su contenido, vocabulario sencillo y extensión. Junto a las fotografías adjuntas, el resultado queda más atractivo e induce a seguir la lectura. Además, has argumentado muy bien los cambios realizados, respetando los elementos principales de la versión original de “Toda clase de pieles”.

    Por otra parte, salvo error, he visto algunas faltas de ortografía, por ejemplo:

    - con que propósito: acento “qué”
    - dentro de poco serian padres: acento “serían”
    - y noto la figurita de la rueca, la saco: acento “sacó”
    - paso lo mismo que el día anterior: acento “pasó”
    - el Príncipe no podía quitar los ojos de Feliz: preposición “a” Feliz
    Cuando el Príncipe llego a su palacio: acento “llegó”
    llamo a uno de sus lacayos: acento “llamó”

    ¡Ánimo! Que tengo ganas de seguir leyendo tus actividades.

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  2. Hola Susana. Gracias por leer mi adaptación, y me alegro que te haya gustado.
    Con respecto a las faltas de ortografía, repase dos veces con el corrector de word, y lo leí unas tres veces, por si me había comido alguna letra, pues con esto del wasap, muchas veces me como las vocales. Pero aun así te agradezco el apunte, y tendré mas cuidado en la próxima entrada que cuelgue en el blog.
    Un saludo

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  3. Hola de nuevo,
    Entrando en detalles: el nombre de Feliz me ha parecido muy original y optimista para los niños.
    Por otra parte, los elementos eliminados, veo que están muy bien seleccionados por no adaptarse al momento evolutivo del niño, como el incesto o el momento dramático de la muerte de la madre. Además que puede inducir al niño a pensar fuera de lugar, plantearse cuestiones de difícil respuesta para un niño de seis años, o bien que no preste atención en la historia.

    Espero seguir adentrándome en tu blog, ya que me resulta muy motivador.

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  4. Gracias de nuevo Susana.
    Ya he subido al blog, las actividades del los bloques 3 y 4.
    Por favor, échales un vistazo, y espero que te gusten también.
    Un saludo

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  5. Has escrito un cuento muy bonito, Cristina, y muy del estilo tradicional. El problema es que, aunque has mantenido el esquema básico de la morfología de los cuentos de hadas, has modificado demasiado los motivos, las acciones y las funciones del relato de partida. Tu protagonista, por ejemplo, es mucho menos astuta y decidida que Todaclasedepieles.

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