ADAPTACIÓN
LITERARIA DEL CUENTO “TODA CLASE DE PIELES”.
Hace muuuchoo muuuchoo tiempo, vivía una familia en un castillo,
en el que trabajaban, la madre que se llamaba Dora, sirviendo a los señores del
castillo, y el padre que se llamaba Bruno haciendo de arquero del señor que
poseía toda la tierra que rodeaba la fortaleza.
Este
matrimonio tenía mucha ilusión por tener un hijo, pues ya hacía muchos años que
se habían casado y los hijos no llegaban.
En
las afueras del castillo, había una cabaña en la que vivía una sanadora que
decían que era bruja y hacia pociones para dar la felicidad a las personas que
eran buenas, pero si eran malas, el hechizo se volvía contra ellas y se volvían
monstruos, por eso había gente en los alrededores del castillo y dentro de él,
que no la querían mucho, aunque la anciana era muy viejecita y no hacia mal a
nadie.
Esta
pareja de esposos, decidieron ir a ella para ver si les podía ayudar a tener un
hijo, porque era la mayor ilusión que tenían.
Cuando
fueron, la viejecita, les miro las palmas de las manos a los dos, y les dijo
que en la palma de la mano de cada uno, veía que eran buenas personas, y que
dentro de poco serian padres.
Dora
era muy hermosa, aunque por su aspecto descuidado, al estar todo el día
limpiando en el castillo, parecía que no lo era.
También
Bruno era un hombre apuesto y guapo, y hacían una pareja perfecta, solo les
faltaba ese hijo tan ansiado.
Al
poco tiempo de tomar la poción mágica, Dora y Bruno, recibieron la noticia de
que estaban esperando un bebe.
A
los 9 meses nació una niña preciosa y sanísima que la llamaron Feliz, pues era
un nombre que le encajaba en el rostro de la niña.
Feliz
crecía alegre y preciosa, arropada siempre por sus padres, y jugaba con todos
sus amigos de dentro del castillo y algunos de fuera que venían a la escuela
que había dentro de la fortaleza.
Cuando
cumplió 18 años, el hijo del señor del castillo se fijó en Feliz, y como era un
consentido y un prepotente, quiso que Feliz se casara con él, aunque a Feliz no
le gustaba en absoluto.
Como
no dejaba de perseguirla, los padres de Feliz, decidieron que debía salir del
castillo y huir fuera de él, porque el hijo del señor siempre conseguía lo que
se proponía.
Una
noche en la que había mucho revuelo en el castillo porque había un concurso de
lanzadores de flechas, los padres de Feliz cogieron un abrigo que había confeccionado
la madre con las pieles de trozos de animales que había ido cazando el padre, cuando
salía a cazar con el señor del castillo, y a Feliz, y se la llevaron fuera del
castillo a la cabaña de la sanadora viejecita. Le contaron lo que pasaba, y
Feliz iba cubierta con el abrigo de muchas clases de pieles para que no
supieran quien era, pues el hijo del señor estaba buscándola, para casarse con
él aunque ella no quisiera.
La viejita
sanadora, hizo un hechizo para que cuando se pusiera el abrigo de muchas clases
de pieles, la gente no la pudiera reconocer y vieran la figura de alguien diferente
a Feliz. También les dijo que era mejor que se fuera a otro lugar donde pudiera
vivir para siempre sin que el hijo del señor le hiciera la vida imposible.
Feliz
se despidió de sus padres, y antes de marcharse la madre le dio un cofrecito
pequeño, con una cadenita de oro blanco en el que colgaba una figurita de una
rueca de oro, una medallita de la virgen y su anillo de boda para que cuando
encontrara a su pareja ideal, se acordara de ellos.
Feliz,
se fue llorando y dejo a sus padres de igual manera, sin consuelo. Huía de un
futuro que no quería y de una persona que tampoco quería.
El
hijo del señor del castillo cuando se enteró de que Feliz había desparecido del
castillo, se fue a buscarla con unos cuantos de sus mejores arqueros.
Feliz
ya estaba a mucha distancia del castillo, y a lo lejos, vio como había un
pueblo chiquitito con luces de chimeneas.
Se acercó
a una de las casas más grandes, y a las personas que vivían allí les conto que huía
del hijo del castillo y que necesitaba que la acogieran, porque si no lo
hacían, tendría que casarse con él, aunque ella no le quería.
La
señora de esta casa grande, era costurera, y estaba haciendo unos vestidos para
una Princesa que vivía cerca del pueblo, porque quería casarse con un Príncipe
que le había pedido matrimonio, y este le había encargado los vestidos para su
futura esposa.
Esta
costurera le conto que tenía que hacer un vestido con hilos de oro más dorado
que el sol, otro con hilos del platino más perfecto y más puro que la luna, y
un tercero tan brillante como las estrellas.
Feliz
ayudo a la costurera a confeccionar los vestidos, y le hizo de modelo para que
estuvieran perfectos para la Princesa.
La
costurera la veía tan guapa con los vestidos, que le daba pena que no fueran
para ella, porque Feliz era tan buena, tan trabajadora y tan guapa, que le
hubiera gustado que la prometida del Príncipe fuera ella, en vez de
la Princesa que era muy huraña y muy antipática.
Cuando
el Príncipe, con uno de sus lacayos, fue a recoger el primer vestido, quiso que
se lo enseñara puesto en alguna de las trabajadoras que tenía la costurera,
para ver si era lo que él le había pedido confeccionar. Ésta pensó que la que
mejor iba a poder mostrarlo, era Feliz, con lo cual le dijo que se pusiera el
primer vestido confeccionado con hilos de oro más dorados que el sol.
Cuando
el Príncipe la vio, se quedó maravillado de la belleza de Feliz, y miraba más a
Feliz, que al vestido.
Feliz
también al verlo se enamoró del Príncipe, y cuando se quitó el vestido y fue a
entregárselo al príncipe, en un descuido de éste, le metió la figurita de la
rueca de oro que le había regalado su madre, en la cadenita de oro blanco, en
uno de los bolsillos de la casaca del Príncipe.
El Príncipe,
quedo en ir a por el segundo vestido, al día siguiente.
Cuando
se fue a quitar la casaca, metió la mano en el bolsillo, y noto la figurita de
la rueca, la saco, y empezó a pensar quien podría haber metido en su bolsillo
semejante figura tan bonita, y con que propósito se la había metido.
El
segundo día fue a por el vestido que era tan plateado como la luna.
Paso
lo mismo que el día anterior. Cuando Feliz salió con el vestido tan plateado
como la luna, el Príncipe no podía quitar los ojos de Feliz y miraba al vestido
para disimular un poco.
En
otro descuido del Príncipe, metió Feliz la figura de la virgencita que le había
dado su madre, en uno de los bolsillos de la casaca del Príncipe.
Cuando
el Príncipe llego a su palacio, y al ir a quitarse la casaca, metió la mano en
el bolsillo y se topó con la figurita de la virgen. Tal fue su asombro, que
llamo a uno de sus lacayos que habían ido con él, para preguntarle si él había
visto a alguien meter algo en el bolsillo de la casaca.
El
tercer día volvió a por el último vestido, y se repitió la situación que los
dos anteriores días, Feliz apareció con el vestido más brillante que las
estrellas y el Príncipe no daba crédito a lo que estaba viendo.
Esta
vez, como sabía que ya no tendría que volver más a por ningún vestido, se quitó
la casaca y le pidió a Feliz si le podía ofrecer un vaso de agua. La muchacha
fue enseguida a por el agua, y en un descuido mientras se bebía el Príncipe el
agua, metió el anillo que le había dado su madre, en otro de los bolsillos de
la casaca.
El Príncipe
no veía la hora de marcharse, y le pidió a Feliz que le acompañara para llevar
el tercer vestido a palacio. Feliz lo cogió y se puso su abrigo de toda clase
de pieles, y el príncipe vio que con el abrigo no parecía ella, le quito la
capucha, y así sí que la reconoció.
Cuando llegaron a palacio el Príncipe se quitó la casaca, y al
echarla a una silla, se cayó el anillo del bolsillo de la casaca, y el Príncipe
le pregunto a Feliz si ella sabía de donde había salido aquello. Ella toda
ruborizada le mintió diciendo que no lo sabía, pero el Príncipe estaba seguro
que le estaba mintiendo.
Feliz
se volvió a colocar su abrigo de toda clase de pieles, y se dispuso a marchar a
casa de la costurera, cuando el príncipe roto de amor, le pidió que se casara
con él. Pero Feliz le dijo que ella no quería hacer daño a la mujer para la que
había hecho confeccionar los vestidos, a lo que el Príncipe le dijo que esa
mujer no era para él y que hablaría con ella para que lo supiera.
Mientras que el príncipe iba a decirle a la princesa del reino
de al lado que no se iba a casar con ella porque no la quería, Feliz se marchó
a la casa de la costurera. Cuál fue su sorpresa que al llegar, estaba el hijo
del dueño del castillo donde trabajaban y vivían sus padres, que la había
encontrado.
Feliz
al verle se puso su capucha del abrigo de muchas pieles y se introdujo en el
bosque, según corría, el Príncipe, que ya volvía de decirle a la princesa del
reino de al lado que no se casaba con ella, se topó con ella y Feliz le contó
lo sucedido, con lo que el Príncipe la subió a su caballo y se la llevo a su
reino y ya no volvió a la casa de la costurera.
Y se
casaron, vivieron felices y comieron perdices, y a mí no me dieron porque no
quisieron.
Argumentación sobre los
cambios realizados.
Este
cuento adaptado está dirigido para niños de 6/7 años, aunque también se podría
contar a niños con más edad.
Con
menos edad habría que acortarlo y adecuarlo según los criterios evolutivos de
la edad a la fuera dirigido.
Para
hacer esta adaptación del cuento “Toda clase de pieles”, he procurado respetar
los elementos esenciales del esqueleto de la versión que nos relató la
profesora Irune Labajo:
- Hay un núcleo familiar feliz
y estructurado que protege a la protagonista
- Hay un detonante negativo en
un momento dado en la vida de la protagonista, que la hace huir.
- Sale al bosque huyendo de ese
detonante negativo, y encuentra el verdadero amor
- Esconde su identidad bajo la
capa hecha de pieles de diferentes animales
- Hace diferentes pruebas hasta
que enamora a su amor verdadero, y ayudada de la astucia de meter los objetos
en los bolsillos de la casaca, provoca una reacción positiva.
- El final está preparado para
formar una familia feliz como la que la protagonista había tenido.
Cambios realizados en el
relato:
- He eliminado el incesto ya
que es un tema que puede resultar desagradable y no entendible por los niños a
esa edad.
- He eliminado la muerte de la
madre también, porque este tema tampoco es muy entendible por la edad de los
niños, y les puede ocasionar algún que otro pensamiento en el que no se puede explicar
desde un razonamiento lógico, ya que la edad de 6/7 años están entrando en la
etapa de Operaciones abstractas, pero este tema de la muerte puede resultarles
chocante.
- He cambiado los quehaceres de
la protagonista del cuento, por el de ayudante de costurera.
- He eliminado los tres días de
baile, por los tres días en los que va el príncipe a por los vestidos
confeccionados con los materiales que pide para obsequiar a su amada.
- He cambiado el tazón de
caldo, por los bolsillos de la casaca del Príncipe
- He cambiado los tres días del
baile, por los tres días del pase de modelos para enseñar al Príncipe los
vestidos encargados.
Los elementos, aunque modificados, considero que mantienen su simbolismo.
Fuentes consultadas
- Labajo, M.T. Bloque 2 módulo docente Literatura
Infantil.
- Labajo, M.T. Documentación complementaria bloque
1 Literatura Infantil.
Webgrafía:
- Lavajo, I
(2012). Cuando la literatura se adapta al niño. http://www.yuotube.com/watch?v=hmG8g5KNXMc.
Tomado el 28 de octubre de 2014
Mª Cristina, tu adaptación me ha parecido apropiada y tu justificación conveniente, porque está adaptada a niños de 6 años por su contenido, vocabulario sencillo y extensión. Junto a las fotografías adjuntas, el resultado queda más atractivo e induce a seguir la lectura. Además, has argumentado muy bien los cambios realizados, respetando los elementos principales de la versión original de “Toda clase de pieles”.
ResponderEliminarPor otra parte, salvo error, he visto algunas faltas de ortografía, por ejemplo:
- con que propósito: acento “qué”
- dentro de poco serian padres: acento “serían”
- y noto la figurita de la rueca, la saco: acento “sacó”
- paso lo mismo que el día anterior: acento “pasó”
- el Príncipe no podía quitar los ojos de Feliz: preposición “a” Feliz
Cuando el Príncipe llego a su palacio: acento “llegó”
llamo a uno de sus lacayos: acento “llamó”
¡Ánimo! Que tengo ganas de seguir leyendo tus actividades.
Hola Susana. Gracias por leer mi adaptación, y me alegro que te haya gustado.
ResponderEliminarCon respecto a las faltas de ortografía, repase dos veces con el corrector de word, y lo leí unas tres veces, por si me había comido alguna letra, pues con esto del wasap, muchas veces me como las vocales. Pero aun así te agradezco el apunte, y tendré mas cuidado en la próxima entrada que cuelgue en el blog.
Un saludo
Hola de nuevo,
ResponderEliminarEntrando en detalles: el nombre de Feliz me ha parecido muy original y optimista para los niños.
Por otra parte, los elementos eliminados, veo que están muy bien seleccionados por no adaptarse al momento evolutivo del niño, como el incesto o el momento dramático de la muerte de la madre. Además que puede inducir al niño a pensar fuera de lugar, plantearse cuestiones de difícil respuesta para un niño de seis años, o bien que no preste atención en la historia.
Espero seguir adentrándome en tu blog, ya que me resulta muy motivador.
Gracias de nuevo Susana.
ResponderEliminarYa he subido al blog, las actividades del los bloques 3 y 4.
Por favor, échales un vistazo, y espero que te gusten también.
Un saludo
Un estupendo diálogo, chicas.
ResponderEliminarHas escrito un cuento muy bonito, Cristina, y muy del estilo tradicional. El problema es que, aunque has mantenido el esquema básico de la morfología de los cuentos de hadas, has modificado demasiado los motivos, las acciones y las funciones del relato de partida. Tu protagonista, por ejemplo, es mucho menos astuta y decidida que Todaclasedepieles.
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